lunes. 29.04.2024
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Retrato de Beatriz de Bobadilla recogido en la obra de Francisco Pinel y Monroy, "Retrato del buen vasallo", Madrid, 1677. (Wikipedia)

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  1. Contexto histórico
  2. Historia de Beatriz de Bobadilla
  3. Matrimonio y traslado a Canarias
  4. Muerte de Hernán Peraza y rebelión de los gomeros
  5. La segunda estancia de Beatriz de Bobadilla en la corte
  6. Gobernación de La Gomera
  7. Beatriz de Bobadilla y Cristóbal Colón
  8. Fallecimiento

Contexto histórico

Si leemos los textos de la historia de los Reyes Católicos su corte no es presentada como una de las más religiosas y ejemplares de su época, pero la realidad es muy distinta. Los Reyes Católicos, dos jovencísimos monarcas asediados por múltiples enemigos en sus respectivos reinos y que, nombrados soberanos contra todo pronóstico, no tuvieron a sus padres, para que los instruyeran en el difícil arte del poder.

Fernando era el hijo de la segunda esposa de Juan II el Grande, un rey con múltiples amantes y enfrentado a diferentes conflictos en Italia y Navarra y que no se preocupó por sus hijos. Además, sus reinos estaban profundamente divididos y dejó una herencia política complicada a Fernando.

Isabel de Castilla fue criada para tener un matrimonio provechoso, ya que su medio hermano Enrique IV de Castilla era el legítimo heredero al trono, seguido por su hermano Alfonso, más joven que ella.

El problema comenzó cuando Enrique no lograba tener descendencia, de hecho era conocido como el impotente, pero tras nacer su hija Juana, la causa dinástica se complicó aún más, aunque todos comenzaron a murmurar que realmente era hija de Beltrán de la Cueva, su consejero.

Tras una guerra civil en el reino de Castilla y el intento de casar a Isabel con varios monarcas, la joven princesa fue comprometida con Pedro de Girón, un cuarentón que gobernaba la orden de Calatrava, pero antes de poder contraer matrimonio con ella fue oportunamente envenenado.

Isabel también se negó a casarse con el rey de Portugal y de Francia, pero tras la muerte de su hermano Alfonso, se cree que envenenado, para el rey era muy importante que su matrimonio la apartara de la corte, para dejar paso libre a su hija Juana.

Juan II de Aragón negoció en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando, aunque al ser primos no podían casarse sin una dispensa papal. Los consejeros de Isabel no dudaron en falsificar la bula papal y firmar las capitulaciones matrimoniales de Cervera el cinco de marzo del año 1469.

Con el fin de poder casarse Isabel escapó de Ocaña y se encontró con Fernando que había cruzado Castilla disfrazando de mozo de mulas de unos comerciantes. Tras varios contratiempos, el diecinueve de octubre se casaron en el Palacio de Viveros de Valladolid. El joven matrimonio se había unido de forma ilegal, pasando por alto su consanguineidad, lo que les convertía en practicantes de incesto.

Isabel llegó al trono de Castilla por medio de una guerra civil y junto a su esposo Fernando lograron reunir bajo su mando a casi todos los reinos de la Península.

Fernando fue infiel a su esposa antes y después del matrimonio. La más conocida de sus amantes fue Aldonza Roig de Ivorra, con la que concibió a dos bastardos. También tuvo como amante a Juana Nicolás, una plebeya con la que engendró una hija. La lista de infidelidades fue muy larga, aunque la más polémica de todas ellas fue la que vivió con Beatriz de Bobadilla.

La Corte de los Reyes Católicos se caracterizó por su promiscuidad y las sonadas muertes atribuidas a envenenamientos y otros métodos de asesinatos. De hecho, Nicolás Maquiavelo se inspiró en Fernando el Católico para escribir su célebre libro “El Príncipe”, donde reflejaba la despiadada búsqueda y mantenimiento en el poder de los monarcas de su época.

La corte no fue muy católica, a pesar de que Isabel propició junto al cardenal Cisneros la reforma de las órdenes religiosas, tampoco demasiado moralista, ya que el envenenamiento, el adulterio y la traición fueron demasiado comunes en la corte de los Reyes Católicos.

Historia de Beatriz de Bobadilla

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Nace en Medina de Campo en la década de 1460. Fue una dama castellana de la corte de los Reyes Católicos conocida por ser señora de las islas de La Gomera y El Hierro al casarse con Hernán Peraza el Joven, siendo uno de los personajes femeninos más destacados de la historia de Canarias.

Fue apodada la Cazadora por el cargo de cazador mayor que tenía su padre para así diferenciarla de su famosa tía segunda, Beatriz de Bobadilla, primera marquesa de Moya y amiga de Isabel I de Castilla.

Pertenecía al linaje de los señores de Bobadilla, siendo hija del matrimonio formado por Juan de Bobadilla el Joven, regidor de Medina del Campo, corregidor de la villa de Madrid, alcaide de sus alcázares y cazador mayor de Enrique IV de Castilla y de Fernando II de Aragón, y su madre fue Leonor Álvarez de Vadillo.

Sus abuelos paternos fueron Cristóbal de Bobadilla y Juana de Ulloa, mientras que se desconoce quiénes fueron sus abuelos maternos, si bien se sabe que su madre era sobrina de Diego Fernández de Vadillo, secretario del rey Fernando I de Aragón, y de su mujer Leonor Álvarez de Toro, camarera de la reina Leonor de Alburquerque.

Beatriz de Bobadilla era sobrina de la marquesa de Moya, la mejor amiga y cortesana de la reina. Su belleza era legendaria, por lo que no tardó en enamorar al maestre de Calatrava, del que fue amante; enseguida encandiló al rey Fernando, siempre atento a las cortesanas hermosas.

Durante su juventud tuvo fama de tener varios amantes, tal y como recogió Baltasar de Castiglione en su obra “El cortesano”. No obstante, el único amante probado fue el maestre de la orden de Calatrava, Rodrigo Téllez Girón, quien por su condición no podía contraer matrimonio pues era fraile y no podía casarse.

Fallecido el maestre en julio de 1482, Beatriz pasó a ser dama y criada de la reina Isabel la Católica, despertando entonces la atención amorosa del rey Fernando.

La joven de 20 años vio como su amante, el maestre de Calatrava moría oportunamente en una batalla, lo que facilitaba que el rey se convirtiera en su nuevo querido. La reina, muerta de celos al tener a su contrincante en la corte, planeó asesinarla, pero su tía intercedió para que la joven se casara con Hernán Peraza, señor de La Gomera.

La partida de la joven no terminó con los frenesís de la Corte. Cuando la reina Isabel se retiraba de las fiestas de palacio, muchas veces estas derivaban en orgías donde cortesanas y nobles daban rienda suelta a sus pasiones.

Matrimonio y traslado a Canarias

Estaba en la corte Hernán Peraza, señor de las islas de La Gomera y El Hierro, quien había sido requerido por los reyes para responder por la muerte en extrañas circunstancias del capitán conquistador Juan Rejón en su isla.

La hábil reina Isabel, obligó a Peraza a casarse con Beatriz si quería ser perdonado por el crimen. Así ganaban todos:

  • Peraza de vuelta a su casa con la indulgencia y con una belleza de esposa.
  • Beatriz con medio millón de maravedíes que le fueron dados por su boda.
  • La reina, con la muchacha alejada de los ojos del rey.

El matrimonio de Peraza con Beatriz sirvió a la reina Isabel para alejar a Beatriz de la Corte, ya que estaba celosa de las atenciones que le prestaba el rey Fernando.

La nueva pareja se instaló en San Sebastián de la Gomera, y mientras él se dedicó a colonizar islas, ella criaba a sus dos hijos. Y así pasaron unos años de relativa tranquilidad, hasta que en el año 1488, Peraza rompe el pacto existente desde hacía años con los aborígenes gomeros.

Este matrimonio sirvió a los reyes para controlar de alguna manera a la familia Herrera-Peraza, señores de Canarias, al introducir en su seno a alguien afecto a la Corona, ya que por esa época seguía en trámite el traspaso de los derechos de conquista sobre Gran Canaria, Tenerife y La Palma.

Tras su boda en Madrid a finales del año 1482, Beatriz abandona la corte y acompaña a su marido a su nueva residencia en la villa de San Sebastián de La Gomera.

Muerte de Hernán Peraza y rebelión de los gomeros

Beatriz de Bobadilla tuvo dos hijos con Hernán Peraza, Guillén e Inés. El año de su llegada, Hernán mantuvo relaciones con Yballa, una muchacha de nobles raíces aborígenes, que, según el pacto mencionado, sería hermana de su mismo clan.

Según este acuerdo, las relaciones entre europeos y gomeros debían ser de hermanamiento, pero Peraza lo concebía más como puro vasallaje y empezó a maltratarlos, a expropiarlos, a imponerles abusivos impuestos, a vejar mujeres…

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Torre de San Sebastián de la Gomer

Ante tan ilícita afrenta, Hautacuperche, pariente de Yballa, fue en su busca para arrestarlo. Se inició así la Rebelión de los Gomeros, que tuvieron en vilo por un tiempo a la población española de la isla y obligaron a Beatriz de Bobadilla a refugiarse en la Torre de San Sebastián.

Durante la rebelión de los gomeros, Beatriz de Bobadilla que se hallaba sitiada en la torre de San Sebastián, solicita la ayuda del gobernador de Gran Canaria, Pedro de Vera y resistió hasta que llegaron los refuerzos.

Este desembarca con cuatrocientos hombres y rompe el sitio de la torre, huyendo los gomeros rebeldes a las cumbres de la isla. Beatriz de Bobadilla y Pedro Vera inician entonces un proceso para esclarecer los hechos.

Como consecuencia, mandan ahorcar a los gomeros de los bandos de Ipalan y Mulagua directamente implicados en el asesinato de Peraza, y destierran y esclavizan a los hombres de los otros dos bandos de la isla Orone y Agana, atraídos con engaños a la villa, así como a las mujeres y niños de los cuatro bandos.

Les ofrecieron a los rebeldes una amnistía a cambio de su rendición. No cumplieron su palabra y desataron una terrible represión, asesinando tanto a los miembros de la tribu sublevada como de otras que no habían participado buscando el exterminio de todo varón mayor de quince años.

La dura represión de Beatriz de Bobadilla y Pedro Vera, y la venta de gomeros cristianos como esclavos fue denunciada ante los reyes por el obispo de Canarias, fray Miguel López de la Serna, se opuso a la venta ilegal de seres humanos.

Como consecuencia de estos hechos, se inicia un proceso contra el gobernador de Gran Canaria y Bobadilla que dio como resultado que tuvieran que pagar de su hacienda personal el precio de los gomeros injustamente vendidos.

A Pedro Vera le costó el cargo de gobernador y el pago de medio millón de maravedís a pagar a medias, para rescatar a los gomeros que habían sido vendidos como esclavos. Beatriz de Bobadilla también tuvo que acudir a la Corte a rendir cuentas.

Su proceso judicial en la Corte, iniciado en el año 1490, lejos de acortarse, se iba alargando, hasta más de una década. La familia de su primer marido la amenazaba con revocarle el mayorazgo de Canarias y le intentaban quitar la custodia de sus hijos. Todos esos problemas la fueron desgastando mentalmente hasta el punto de volverse casi loca.

Beatriz de Bobadilla seguía sin haber aprendido la lección y continuaba con sus acciones violentas en su gestión política de las islas.

La segunda estancia de Beatriz de Bobadilla en la corte

Beatriz de Bobadilla siempre quiso regresar a la Península y vengarse de los que la habían enviado al exilio insular. Tras la muerte de su esposo a manos de los guanches, la aún joven gobernadora de La Gomera regresó a la corte. Allí conoció a Cristóbal Colón con el que comenzó una tórrida relación.

El rey Fernando procuró de nuevo convertirse en su amante y la reina, que en secreto amaba a Cristóbal Colón, intentó de nuevo enviarla a Canarias. Sabemos que en La Gomera, Beatriz recibió a Cristóbal Colón, que pasó por la isla en tres de sus viajes. Es posible que la gobernadora se hiciera ilusiones con casarse con el almirante, pero este nunca quiso comprometerse.

Es esta segunda estancia en la Corte de los reyes Católicos debió conocer a Cristóbal Colón, en el transcurso del juicio contra Beatriz en el año 1491, por los hechos ocurridos en la rebelión de la Gomera.

Gobernación de La Gomera

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Muerto Peraza, Beatriz de Bobadilla asumió el gobierno de La Gomera en nombre de su hijo Guillén. Abasteció a la flota de Cristóbal Colón, que recaló en La Gomera en sus viajes a América de los años 1492, 1493 y 1498.

Tuvo que pleitear contra su suegra Inés Peraza y su cuñado Sancho de Herrera en defensa de los derechos de sus hijos al mayorazgo de las islas Canarias, que había sido creado por Inés en la figura de su hijo Hernán poco antes de la muerte de este.

La enemistad entre suegra y nuera, así como la independencia de esta en el gobierno de sus islas, hizo que Inés y sus otros hijos reclamasen el señorío.

Beatriz de Bobadilla colaborará directamente en la conquista de la isla de Tenerife, primero financiando económicamente la primera expedición y luego al auxiliar por orden regia al capitán conquistador Alonso Fernández de Lugo con pertrechos para la segunda entrada en Tenerife en el año 1495, después de haber sido derrotado su ejército por los guanches en la denominada matanza de Acentejo el año anterior.

En el verano de 1498, ya viuda, Beatriz contrajo un segundo matrimonio en La Gomera con Alonso Fernández de Lugo, primer adelantado de Canarias y gobernador de La Palma y Tenerife, no teniendo sucesión de este enlace.

Alonso Fernández de Lugo fue el conquistador de la isla de Tenerife. La gobernadora se caracterizó por su crueldad y apetito sexual. Teniendo amantes entre los líderes guanches, esclavos negros, otros soldados y señores, además del rey y Cristóbal Colón.

Traslada su residencia a la recién creada villa de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife en el año 1498, con motivo de su matrimonio con el nuevo gobernador Alonso Fernández de Lugo. Allí llegará a ejercer de gobernadora sustituta durante las ausencias de su marido.

La reina Isabel la Católica siempre estuvo enamorada en secreto del almirante, lo que le hizo odiar de nuevo a Beatriz de Bobadilla y pudo ser la causante de su prematura muerte.

Beatriz de Bobadilla y Cristóbal Colón

Beatriz de Bobadilla conoció a Cristóbal Colón en Granada durante el cerco de la ciudad nazarí por los Reyes Católicos, que se encontraba ahí buscando el apoyo de los reyes para su viaje hacia la América por descubrir. Se gustaron tanto que incluso pensaron en el matrimonio.

Colón la cortejo constantemente y se despidió de ella antes de partir del Puerto de Santa María. En sus viajes siempre paraba en Canarias con la intención de ver siempre a Beatriz.

En su segundo viaje y como cuenta su amigo Michelle de Cuneo que hizo engalanar las naves y la recibió con salvas de lombardas ya en ese momento era viuda. Tardó más de lo habitual y se dice que “todo ello se hace por causa de la señora de este dicho lugar, de la cual nuestro señor Almirante está encendido de amor desde otros tiempos. En este dicho lugar recogeremos refrescos y todo lo necesario. Me han dicho que el día diez de octubre daremos vela para tornar a nuestra derrota”.

Colón volvió a pasar por la Gomera, pero se encontró a Beatriz de nuevo casada.

Beatriz se había casado en el verano del año 1498 con el gobernador de La Palma y Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, el hombre más rico y poderoso del archipiélago y, por tanto, ella era señora de las Islas. De hecho, se trasladaron a vivir a Tenerife, y durante las ausencias de él, era ella quien gobernaba.

Beatriz de Bobadilla era un personaje controvertido de la historia de Canarias, Beatriz de Bobadilla fue descrita por el historiador Antonio Rumeu de Armas de la siguiente manera:

“Fue una mujer apasionada y dura, de reacciones impremeditadas bajo al impulso de la violencia. En la vida familiar se enemistó con todos sus parientes… sin que fuese posible llegar nunca a una avenencia con ella.

En el gobierno de los estados la mano de hierro de la «señora» se dejó sentir sobre altos y bajos, poderosos o humildes, revelando particular saña contra los indígenas. Sus terribles justicias se harán célebres al correr del tiempo, sin que hayan podido ser jamás borradas.

Como contrapartida fue una mujer tierna, sensible, enamoradiza, capaz de pasiones volcánicas en las lides del amor. Y con independencia de todo ello, de una hermosura deslumbrante, de que se hacen lenguas los contemporáneos, así de vista como de oídas”.

Se le atribuyeron muchos amores además de sus dos matrimonios y los encuentros con Fernando el Católico y Cristóbal Colón, destacando Alfonso Carrillo señor de Caracena y también con el paje real Juan, el hijo mayor de los reyes.

Fallecimiento

En los inicios del siglo XVI se encontraba metida en grandes asuntos con la justicia sobre sus derechos canarios y acechada por no pocos enemigos que se había ido ganando por su actuación como gobernadora de las islas.

Beatriz de Bobadilla falleció repentinamente en su tierra natal de Medina del Campo en noviembre del año 1504, a donde había acudido para responder de sus actuaciones como gobernadora sustituta de Tenerife entre los años 1502 y 1503.

Regresó a su ciudad natal de Medina de Campo a principios del año 1504. En ese mismo año a principios de noviembre se la encontraron muerta al amanecer en su cama. Tenía entonces cuarenta y dos años y seguía siendo muy bella.

No se sabe si fue una muerte natural o había sido envenenada. Práctica habitual en el reinado de los Reyes Católicos en su afán de eliminar a aquellas personas que entorpecían su labor política.


BIBLIOGRAFÍA

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Beatriz de Bobadilla y Ulloa