lunes. 29.04.2024

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El Grupo Parlamentario de Sumar ha registrado hace unos días una proposición no de ley en el Congreso con la que aspira, de forma aún genérica y no concretada, que por ley las organizaciones sindicales participen en los consejos de administración de las empresas y grupos empresariales. Una iniciativa que se debatirá en la Comisión de Trabajo de la Cámara Baja. Esta iniciativa se podría resumir, según SUMAR, como: “más democracia en las empresas”, objetivo que sin duda merece un aplauso sin matices porque aspira a superar el profundo déficit que arrastran nuestras relaciones laborales en la participación de los trabajadores y sus sindicatos en la empresa.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, al presentar esta iniciativa ha puesto como ejemplo y referencia Alemania y sus instrumentos de participación que han servido de referencia en otros países del centro y norte de Europa. Es necesario sin embargo poner de manifiesto que el modelo alemán y el pensamiento de la mayoría de los sindicatos del centro y norte de Europa responden a la lógica de que la empresa no es sólo un lugar de choque de intereses entre capital y trabajo, sino también de confluencia desde punto de vista distintos de una “Gemeinschaft”, una “comunidad”, en la que a los trabajadores y a la empresa les une el fin común de garantizar el buen funcionamiento de ésta a la vez que el bienestar y la prosperidad para sus componentes. 

Urge avanzar en la participación real de los trabajadores y trabajadoras y sus sindicatos en las decisiones de las empresas pequeñas, medianas y grandes

Es útil además recordar que Ley de Cogestión, (“Mitbestimmung“), que se ha convertido en uno de los rasgos definitorios del capitalismo alemán y las relaciones sociales del país, se aprobó en 1976 para superar la fuerte tensión social y conflictividad laboral que estaban viviendo. Que es el resultado de un pacto explícito entre los interlocutores sociales en Alemania y que responde a la lógica compartida de mantener los conflictos alejados de las empresas en la medida de lo posible. 

Se trata de un modelo que ha contado con el apoyo de todas las instituciones alemanas, del que un buen ejemplo son las palabras de la canciller Angela Merkel, con motivo del 40 aniversario de esta Ley: “Nuestro modelo de cogestión es uno de los principales motivos para el éxito económico de las empresas alemanas, así como del bienestar en el país. Refleja que los trabajadores y las trabajadoras son más que simple capital productivo. Los derechos de participación en las decisiones empresariales incrementan la identificación con las empresas y mejoran notablemente la calidad de las decisiones empresariales. Por lo tanto, nuestro modelo de cogestión es una ventaja en el marco de la competencia internacional. Por ello es consecuente que el Gobierno federal se haya propuesto salvar los derechos alemanes de cogestión empresarial en el proceso de armonización europeo y, si fuera necesario, defenderlo”. 

La participación de los trabajadores y sus sindicatos en la empresa, está muy alejada de la cultura empresarial del Sur de Europa

Esta lógica, la participación de los trabajadores y sus sindicatos en la empresa, está muy alejada de la cultura empresarial del Sur de Europa y España, muy diferente a la que se expresa en las palabras de Angela Merkel porque responde a una cultura que entiende que es prerrogativa exclusiva de la dirección de la empresa la organización y gestión, y que los riesgos, las dificultades o los éxitos afectan y los asume exclusivamente el empresario. Como también hay que reconocer que, al contrario del sindicalismo del Centro y el Norte de Europa, el movimiento sindical del Sur de Europa, incluido España, no ha sido una prioridad la conquista de nuevos derechos de participación en la empresa. Así lo ponen de manifiesto los escasos resultados alcanzados en esta materia en la negociación colectiva, también que en la gran mayoría de los convenios colectivos de nuestro país aún siga la disposición de que “la organización del trabajo es potestad exclusiva de la empresa.

Por todo ello, bienvenida la Ley que se debatirá en pocas fechas en la Comisión de Trabajo de la Cámara Baja, sin embargo, que su resultado no se quede sólo en el impactante anunciado de “los sindicatos en el consejo de administración de las empresas”. Porque puede crear mucha confusión y falsas expectativas, como expresan no pocos artículos de opinión sobre la materia y exageradas expectativas como se podría desprender de las declaraciones de José María Álvarez, secretario general de UGT, publicadas por Europa Press: «Si en España se permitiera que los sindicatos participaran en los consejos de administración de las empresas, como pasa en otros países de la Unión Europa, no habría empresas que saldrían corriendo’ a otros países”.

Centrar la discusión de esta ley en la presencia de los sindicatos en el consejo de administración de las grandes empresas, aparte de confusión y falsas expectativas, servirá de muy poco si no avanzamos también, y especialmente, en la negociación colectiva construyendo nuevos y sólidos instrumentos de información y participación de los trabajadores y sus sindicatos en las empresas creando espacios comunes y mixtos (empresa y representantes de los trabajadores) de participación donde nazcan propuestas de mejora en la organización, en la seguridad, en la formación, mejoras de productividad y sobre todo de humanización de las condiciones de trabajo. 

Junto a la iniciativa legislativa anunciada, es imprescindible que el sindicalismo la acompañe con una nueva y mejor negociación colectiva que permita ir más allá del repetido anunciado “los sindicatos en el consejo de administración en las grandes empresas”. Urge avanzar en la participación real de los trabajadores y trabajadoras y sus sindicatos en las decisiones de las empresas pequeñas, medianas y grandes ante los grandes desafíos que hoy enfrentan los sectores productivos de nuestro país: la transición energética, la ecológica y la digital. Fortalecer el nivel de participación es una condición indispensable para superar esa vieja empresa autoritaria que defiende con uñas y dientes nuestra anticuada derecha política y económica.

¿Sindicatos en el consejo de administración?